Prepárate.
Cuando te enfrentas por primera vez a la labor de cuidador te asaltan las dudas y los temores. Para facilitarte las tareas y que la adaptación a esta nueva situación sea lo más fácil posible, te iremos explicando los aspectos más básicos que debes tener en cuenta para empezar.
Es importante que planifiques ciertos aspectos y que trates de anticiparte a posibles escenarios futuros:
Conoce el Diagnostico.
- Infórmate sobre la enfermedad de la persona a la que estás cuidando
- Planifica cómo vas a hacer las cosas
- Acondiciona el hogar (crea un entorno seguro y adaptado a sus limitaciones de movilidad)
- Organiza y clasifica los contactos y los documentos importantes
- Construye un mapa de apoyos: identifica las personas con las que puedes contar y en qué medida pueden implicarse para compartir tu carga de trabajo con ellas.
Asegúrate de recibir información detallada del estado de la persona dependiente.
Es recomendable que hables con su médico u otros profesionales sanitarios. Lo importante es que comprendas bien a qué situación te enfrentas a corto y largo plazo, lo que te ayudará a trazar un mejor plan para realizar los cuidados. Piensa que, en muchos casos, la persona dependiente se enfrenta a un deterioro degenerativo, con lo que los cuidados que debas realizar al inicio de la enfermedad serán muy diferentes a los que debas realizar al cabo de un tiempo.
Planifícate
Elaborar un plan de cuidados es una buena idea que te ayudará a optimizar tu tiempo y a garantizar el cuidado de calidad de la persona a la que cuidas. Escribe cómo vas a cuidar a la persona dependiente, de qué tareas te encargarás y detalla en qué consistirán. Comparte tu plan con la persona a la que cuidas y valídalo también con el resto de personas que se vayan a ocupar de ayudarte.
Acondiciona el espacio en el que vive la persona dependiente para que se sienta lo más cómoda posible. Crea un hogar seguro en el que pueda moverse sin dificultad y pueda realizar de forma sencilla aquellas tareas para las que no necesita tu ayuda. Reorganiza aquellos elementos que te entorpezcan o sean incómodos para realizar algunas acciones como cuidador (quizás tienes que ajustar la cama, colocar alguna rampa, colocar barandillas en el baño, mover algunos muebles, quitar alfombras, etc.).
Organiza los documentos que puedan ser más importantes y guárdalos en algún lugar accesible para que puedas recurrir a ellos rápidamente cuando los necesites. Puedes hacer una lista de contactos con médicos, farmacias, hospitales, abogados… que estén en tu zona. Además, si la persona de la que estás cuidando tiene problemas cognitivos o de memoria, es recomendable que anotes y guardes contraseñas y otras claves, así como los teléfonos de contacto de sus familiares y amigos.
Busca apoyo en otras personas que puedan hacerse cargo de las tareas de cuidado. No tengas miedo ni vergüenza en pedir ayuda. Lo más común es que cuando lo cuentas a amigos y familiares quieran ayudarte en la medida de lo posible, así que no dejes que todo el esfuerzo recaiga sobre ti. Pueden echarte una mano en diferente medida, algunas personas podrán ayudarte más (sustituirte por completo algunos días) y otras menos (ir a la compra, ayudarte unas horas, etc.), pero en cualquier caso es importante que puedas descargar en ellos parte de tus tareas.
También puedes contar con ayuda profesional, intentar conseguir asistencia social a través de la administración pública. Puedes contactar con instituciones especializadas en cuidados que te ofrecerán su apoyo. «Como Servicio inmediato de Cuidadores».
La labor de cuidador ocupa una enorme parte de nuestro tiempo, por eso te resultará difícil poder abarcarlo todo. Es importante saber priorizar y dedicar más esfuerzos a algunas áreas más importantes para poder cuidar de forma efectiva y disponer de tiempo para otras necesidades. Al inicio, te recomendamos que centres tus prioridades en estas 5 áreas: